Por Mariángel Suárez Así lo veo yo

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Estamos en febrero y ya ustedes saben que además de ser el mes más corto, el de mi cumpleaños, el de comienzos tardíos y finales inesperados, pues también es el del amor, bien decía yo que febrero alcanza para mucho con sus únicos 28 días. Pero les digo algo, el amor es el amor y punto.

Por ahí leí, en esas cosas que las redes te regalan, que vivimos en un mundo donde vibra más un teléfono que un corazón…pues la verdad yo no lo creo aunque muchos se empeñen en decir que es así. Y no lo creo porque simplemente, más allá de todo lo material, lo profesional y los adelantos, a nosotros nos mueve el amor, y quien me diga que no es así, miente. Eso sí en ocasiones EL AMOR SIMPLEMENTE NO ES SUFICIENTE.

En esta oportunidad, quiero desearles que, antes de partir de este mundo, logren sentir amor, sobretodo, ese que es desbarrancado que les obliga a vibrar, que les permite hacer lo que nunca creyeron que podían, que les haga sentirse el centro de alguien, y que además ese amor les alcance para sentir que los escogieron entre las millones de personas que existen.

Como yo lo veo, es un sentimiento con vida propia e independiente pero que hace estragos en nuestro mundo, que digo mundo, en nuestro cuerpo. Las personas se empeñan en meter la lógica aquí, no se dan cuenta, que no cabe pues quien ama lo hace esté listo o no. El amor sólo se siente en todas partes, incluso más allá del corazón. Que maravilloso saber que existe alguien en alguna parte, con la suficiente magia para que le quieras, le pienses, le duelas. Son muchas las palabras que pueden describir esto, tanto cuando eres correspondido como cuando no. Lo que se siente al estar enamorado es tan fuerte que se vuelve epicentro, por eso es tan peligroso pues se mete sin permiso con nuestras emociones.

He escuchado bastantes historias y, aunque con similitudes, ninguna igual a otra simplemente por el hecho de que las personas no la viven de la misma manera. Pero más allá de cómo asumimos los avatares del llamado amor y su impacto en tu historia personal, es fascinante experimentar cómo se juega en contra y a favor de ese sentimiento que, aunque lo intentes desesperadamente, te domina de manera irrefrenable, absoluta y abrasadora.

Que sensación la de sentirse enamorado, es un proceso donde está metida la química del cuerpo humano, por eso causa estragos y te hace sentir que te comes el mundo, que llegas a la cima de la montaña o que te sueltan a lo más profundo. Mención aparte merece el amor reposado, que se vive con madurez, con resignaciones, con costumbres, con silencios y con la añoranza de regresar, de vez en cuando, al amor arrollador.

Que días tiene el amor, es él quien nos visita, nos ocupa, se instala en nosotros y de paso llega con nombre y apellido que por cierto cambia, en algunos con más rapidez que en otros. Podría escribir mucho sobre el amor, pero hoy sólo me gustaría quedarme con lo básico de este sentimiento ese que te hace sentir ganas de vivir o de morir; ese amor que no se queda pegado en cualquier lugar porque te lo llevas más allá de un espacio físico.

Dejaré esto hasta aquí, y a riesgo de parecer feminista, me atreveré a advertirles a los chicos que tengan cuidado con las mujeres que están un poco locas, tienen esa rara virtud de volverlos locos por ellas. Y a las chicas, les recordaré lo que decía García Márquez, “que alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ama con todo su ser”. Feliz día del amor…

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